El mar, fuente inagotable de misterios y tesoros, nos regala uno de sus más preciados secretos culinarios: la angula. Este diminuto y exquisito pez, originario de aguas europeas, especialmente de los ríos Ebro y Miño, es una verdadera delicia gastronómica que ha conquistado los paladares más exigentes.
El tesoro escurridizo
Las angulas son crías de anguila, pequeñas y traslúcidas, con un sabor delicado y una textura única. Su captura es todo un desafío, ya que se realiza en condiciones específicas durante la temporada de reproducción de las anguilas. La pesca de angulas es una tradición arraigada en muchas comunidades costeras, donde los pescadores se aventuran en aguas oscuras para atrapar estas diminutas criaturas ya que se pescan por la noche.
Del río a la mesa
Una vez capturadas, las angulas se convierten en el protagonista de platos exquisitos en la cocina gourmet. En España, son especialmente apreciadas en la elaboración de platos como la angula a la bilbaína, la angula en salsa verde o simplemente salteadas con un poco de aceite de oliva y ajo. Su sabor único se realza con técnicas culinarias que respetan su delicadeza y frescura.
¿Un manjar en peligro?
La creciente demanda y la reducción en la población de anguilas han llevado a restricciones en su pesca y comercio. Esto ha generado debates sobre la sostenibilidad y la conservación de este tesoro culinario. Muchos países han implementado regulaciones estrictas para proteger estas especies y fomentar prácticas de pesca sostenible y se rumorea que España entrará, a corto plazo, en una veda indefinida de la pesca de anguila.
